jueves, 18 de agosto de 2011

Ramón Espinosa. PÁGINA 12


PÁGINA 12

Jueves, 7 de julio de 2011

LA PEñA POP HACE HISTORIA EN GUEBARA BAR

La gran bestia pop

Federico Cabral (Sancamaleón), Goy Ogalde (ex Karamelo Santo), Carlos Martín (Bersuit), Manu Espinosa (La Esponjosa) y Charlie Desidney tomaron el bar de San Telmo por asalto y formaron un colectivo horizontal.

Por Cristian Vitale

“Encontramos la magia dentro del caos”, lanza Charlie y el resto deja traslucir una mirada cómplice. La disposición de posiciones para hablar con el NO tiene latido de fogón: cinco bancos altos –de madera– en ronda, otro en el medio para apoyar el grabador vintage, luces de colores y la barra, aún despoblada, detrás. El lugar no podía ser otro que el Guebara Bar, espacio de resistencia, parada fija para los borders inquietos de San Telmo, sitio que viene contrapesando los embates de la máquina burocrática hace 17 años. No podía ser otro, además, porque fue donde La Peña Pop se originó, se desarrolló y tomó forma... donde encontró esa magia en el caos. “O de gozar para salirse de lo normal”, en palabras de Fede. “O de estar en situación de placer, respirando hondo”, según Manu. “La importancia del lugar es clave –interviene Goy–. Acá se nos abrió la puerta y ¡nos daban viáticos por tocar!... es increíble que pase esto en el estado de cosas actual. Yo llegué, planté bandera y no me fui más”, dice el hombre de las rastas por la cintura. “Es importante lo que se hizo acá para que pasen movidas durante el momento en que la actividad se paró por Cromañón y los monopolios. Los quioscos que quedaron están todos muy cuidados, pero acá empezó otra cosa, muy cálida, muy receptiva”, refrenda Charlie, claramente influenciado por el contexto.

Federico Cabral (Sancamaleón), Goy Ogalde (ex Karamelo Santo), Carlos Martín (Bersuit), Manu Espinosa (La Esponjosa) y Charlie Desidney, solista australiano nacionalizado argentino, productor y songwriter –entonces– tomaron Guebara por asalto y encontraron ese solaz colectivo y horizontal. En situación de show parecen una especie de Crosby, Still, Nash & Young con batería, cajón peruano y charangos. Todos cantan, todos tocan –climáticos, guitarreros, acústicos–, todos hacen coros, todos aportan canciones y la participación se divide justo: La Peña Pop es un 20 por ciento multiplicado por cinco. “Cuando todavía estaba con Karamelo, para mí esto era como una descarga; ahora que me fui de la banda siento que me hace bien el ejercicio de la música. Cantar en armonía, armar un grupo a la beatle, a la mucha gente cantando, distintas voces, una mezcla de algo científico musical con algo delirado, para mí es hermoso. No es lo rítmico y bailable que hago en mi proyecto solista, es una onda pichones de Beach Boys que nos resulta divertida”, cuenta Goy.

–O de Crosby, Still, Nash & Young con baterista. En los momentos más calmos parecen un déjà vu.

Goy: –Tal vez, y yo soy guitarrista, no soy “el” cantante.
Charlie: –Nos sorprendemos con las versiones... Nunca los temas son iguales, nos damos ciertas licencias, creo que la Peña nos nutre y nos oxigena.
Goy: –Yo estaba muy encasillado con Karamelo. Viajaba, tocaba, pero no había improvisación... Todo lo que pasaba estaba armado como un show, por eso la cosa con la peña fue de psicoanálisis, de liberación. Los cinco estábamos totalmente saturados de la música de los otros y de la nuestra. Había ganas de tocar canciones.
Son casi las once de la noche y el frío hiela la sangre en San Telmo. De repente, Mariano –bancatutti del under, bolichero de los buenos, el hombre que le dijo que no a Manu Chao– habilita la puerta y entran 30 personas juntas. Vienen a ver a la banda programada (Sátiro) y la presión demográfica hace que la ronda, ubicada en el centro neurálgico del bar, se desarme. “¿Pueden ir arriba chicos?”, pregunta él. El semipiso tiene dos baños, un par de mesas y un reservado momentáneamente deshabilitado. Goy, Charlie, Manu y Fede –Carlos está ensayando con Bersuit– se disponen otra vez en ronda y van al principio. “Empezó como una juntada espontánea, como un evento medio loco, particular, por eso el nombre ¿no?... una peña pop en la que cada uno de nosotros se subía de forma individual y se bajaba para que suba otro, pero después nos empezamos a juntar y vimos que cerraba bien”, detalla Charlie. “Sí, eso de subir por partes era medio solemne, cantaba uno y los otros nos mirábamos, medio raro”, se ríe Goy. Ayuntados, entonces, los cuatro compositores-cantantes más el baterista de Bersuit sumaron intenciones y, en un breve lapso, registraron 15 canciones en un demo que circula por Internet y que pronto verá la luz en CD. “Lo subimos a Internet y se empezó a pedir antes que salga, eso está bueno porque la gente sabe de qué se trata la peña antes que aparezcan la prensa y el marketing. Hay como una movida orgánica, una cosa que cierra sin forzar”, remarca Charlie.

–Acorde a estos tiempos de transición...

Goy: –Claro, porque hay una revolución cultural muy grande hoy. Con Internet hay una inteligencia colectiva en la que nadie come vidrio, sabe qué es lo bueno y lo malo, o quiénes son los ángeles y los diablos de este sistema. Hay un desenvolvimiento nuevo que hay que desarrollar, porque si uno sigue esperando que aparezca el mecenas y el sello que te banque todo estás en el horno. Los músicos nos acostumbramos a estar tranquilos, porque sabemos que lo peor que nos puede pasar es abandonarnos y no hacer más música. La Peña Pop es una muestra de cómo manejarse con madurez y recogimiento, porque yo particularmente estoy cansado, agotado. Firmé siete contratos discográficos, ocho discos, hice giras internacionales y la guita la vi pasar. Con la Peña Pop no pasa eso, es venir con la guitarrita, el pedalcito e ir a lo básico: do re mi fa sol la si, cantar y hacer lo que se hace en un fogón.
Manu: –A veces nos reímos con eso de que no somos novedad y la verdad es que no somos novedad, no vamos a provocar un suceso comercial, pero desde esa relajación están sucediendo cosas buenísimas y las canciones dan eso...
Fede: –Sí, cero ansiedad.

–No es fácil encontrar una banda con una “horizontalidad” tan marcada, en la que todos canten, todos toquen y todos aporten canciones. No sólo se ve en los recitales, sino también en las canciones que acaban de registrar.

Manu: –Es que al ser todos cantantes de nuestras bandas resulta automático. Es como jugar a la pelota y ser todos diez... Eso genera que todos defendamos y también que pasemos al ataque pisando la pelota, definiendo, tirando caños.
Goy: –Pero fue fluido, ¿eh? Algo natural. En la Peña no hay pautas. Cada uno elige lo que quiere hacer y a mí me gustó ser un guitarrista, un rockero.
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