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Seguramente fueron su padre y su abuelo, músicos ellos, los que lo armaron así. Con un molde grande, mide más de un metro ochenta de altura. Y lo impulsaron en este camino del canto con un primer cassette grabado en Río Colorado apenas unos diez años atrás. Afectuoso y siempre sonriente, Mauro cuenta cómo vive esta nueva etapa que lo halla con productor, show en Buenos Aires, disco y promociones, tras la veta de cantautor.
Nació en Bahía Blanca pero el trabajo de su padre y las mudanzas le permitieron conocer otros lugares. A los once años se mudó con su familia a Río Colorado. Allí dio sus primeros pasos en el folklore. A los diecisiete vivió en Villa Regina y a los veintidós llegó a Buenos Aires…
Entonces …¿por qué grabaste tu primer disco en Santa Rosa?
-Vivíamos en Río Colorado y el estudio más cercano quedaba allí, a 350km. Grabamos un cassette, aunque ya se grababa en compacto, pero así lo dejamos y quedó muy bien. “Seremos dos, seremos cien, seremos mil” se llamaba y alentaba esa idea de sumar con canciones que son tan buenas que aún hoy me acompañan. Porque la vida te va mostrando canciones que te marcan la piel.
Hay canciones que van con vos desde hace diez años y otras que te encargás de traer a tu presente…
-Antes buscaba el color de un tema, los arreglos, escuchaba todo. En cambio ahora trato de vivir las canciones un poco más. Llamémosle madurez o evolución. Creo que los temas deben estar incorporados a tu repertorio por alguna razón. El primer tema del disco es “Las coplas de la vida” de Peteco y Carlos Carabajal y se trata de una chacarera que no tiene una connotación tan santiagueña. A esta altura me fijo mucho en eso, en la temática de lo que canto. En la esencia. Eso no quita que de vez en cuando vuelva a cantar como antes “El puente carretero” pero me encuentro buscando aquello que me represente a mí, que no soy santiagueño.
Desde su hablar pausado Mauro recuerda a Bahía Blanca como la ciudad de su niñez. Allí jugaba al básket y crecía, pero su verdadera evocación está en el sur, donde da sus primeros pasos en el folklore. Comienza a cantar en las escuelas, en los clubes. Es en esa ciudad rionegrina donde forja lo humano y lo musical, y donde la adolescencia estimula sentimientos. Son estos mismos sentimientos los que lo llevan a componer sus propios temas. También el folklore que lo escolta desde chico y los cantautores como Silvio y Pablo, o Zitarrosa que se encuentran entre sus preferidos.
¿La composición era para vos una meta o simplemente surgió?
-Surgen, esas cosas surgen. Siempre tuve esa curiosidad de ver en cada lámina de un disco a quien les pertenece el tema. Leer, reconocer quiénes son los autores, como un designio. La verdadera vigencia del artista está en la composición. Es como ser más completo.
¿Y qué provoca en vos el escuchar los temas de tu autoría?
-Es una sensación muy rara, porque uno se siente como que lo desnudan completamente. Uno puede contar cosas cotidianas o muy profundas pero siempre desde lo vivido.
¿Y es más fácil escribir sobre uno o sobre el otro?
-Se puede escribir sobre el otro si se trata de algo que les sucedió de forma muy cercana, si se es testigo. Me parece que el cantante tiene que componer y si es posible que haya vivenciado realmente aquello que cuenta. Por eso no me cierra cuando te piden que escribas para una telenovela, por ejemplo, me llama mucho la atención eso. Si hiciera algo así sentiría que no estoy cumpliendo conmigo. Las cosas se notan cuando están hechas desde la vivencia.
¿Cuál es tu objetivo dentro de la música popular?
-Transmitir. Ser espejo de la gente. Ponerle la síntesis a la hora de contar lo que a alguien le sucede o quiere expresar.
¿Y por qué elegís el folklore?
-Va saliendo solo. Una zamba, un bolero, una canción. No. No es excluyente. Hago folklore y la gente te pregunta: pero no te vestís de gaucho ni tocás el bombo?
Parece que hace mucho que no escuchan ni ven bandas de folklore…
-Y..esta especie de revolución musical en el género, la incorporación de instrumentos estridentes, electrónicos, contribuyen a que se lo rotule injustamente. Que se lo condene por no ser tradicional. Pero eso pasa en otros géneros también, como en el tango.
“Ni ayeres ni mañanas” es el nuevo material de Mauro Guiretti. El título parafrasea un poema de Mario Benedetti, y para Mauro es una forma de decir hoy sin decirlo porque existen muchos títulos parecidos pero ese es el auténtico significado. Se describe emocionado con las presentaciones, fascinado e incrédulo de los afiches que reflejan su rostro en la ciudad.
¿Qué es lo primero que buscas en la gente?
-(Piensa)…El silencio…puede más que mil aplausos, es impagable. Ver al público en comunión con uno y como vengo del lado de la canción, me cuesta encontrar eso en los grandes festivales. La intimidad se puede abrir en un lugar más pequeño pero no tanto en los espacios abiertos o multitudinarios.
¿Qué pretendés de tu carrera?
-Ser feliz. Hallar la palabra precisa, la sonrisa perfecta. Y seguir experimentando en esto del cantautor, puesto que estuve un poco afectado pero ahora me siento muy bien.